Al final resulta que me hice un blog (otro) y lo abandoné… supongo que fue porque tenía pocas cosas que contar, y es que a veces no valoramos el poder de las palabras, siempre vamos y venimos, siempre tenemos prisa y siempre nos olvidamos.
Luego llega el día en que cuando tú te dispones a hablar alguno se sorprende, y se asusta porque no podía imaginarse que en realidad le conocieras tanto, y es que casi sin darte cuenta tú has estado absorbiendo cada pedacito suyo para guardarlo contigo, miradas, gestos, abrazos… muchos momentos congelados.
Esto me hace pensar que en realidad sí que le damos más valor a las palabras del que en realidad tienen, nos dicen cualquier cosa y nos la creemos, y muchas veces eran palabras vacías, o palabras que iban a caducar, para mí, las únicas palabras importantes son las que tienen más valor que sentido, las que puestas en boca de pocos pueden cambiarme.
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